La Arepa...

La Arepa

Luego la vieja se paro, perdon, osea, me refiero a después de la paliza k le propicio su menso pero enojon esposo.
Como de costumbre fingio k nada habia pasado frente a sus dos esqueleticos hijos sirvio la cena y se acosto, claro no sin antes cumplir con sus deberes de cama con kien le partio la boca, asi k esta noche no habrán besos, jeje.

Al otro dia, preparo el café y como todo una buena mujer c lo llevo a la cama a su esposo, para no causarse otra paliza, me expliko, la de la noche anterior fue por echar poca sal a la sopa.

Josefina, osea, asi se llama la vieja, soportaba esto porke pensaba k a sus 36 años ya ningun hombre cargaria con ella y con sus 2 niños, bueno, con miguelito, de 10 y Roselia de 17, también porke su madre le inculco k la mujer debe siempre aguantar a su marido le salga como le salga, además, Fulgencio, asi se llama el caballero, según ella no era tan malo, siempre cumplía con el diario de la casa, comida no faltaba en la casa, amor comprensiom y cosas parecidas ni se conocían, pero, imagínese usted, el hambre y el miedo pesaban mas k el dolor de las palizas.
La tarde de akel sabado Josefina estaba en el mercadito del barrio de al lado, habia dejado a los muchachos atendiendo una arepa k Fulgencio pidio para la cena, ella seleccionaba un buen pedazo de jengibre para echarle al chocolate k acompañaría al manjar, de pronto, sintio un fuerte latido en su corazon, un revoltijo de tripas k le hizo sudar frio, creyo k era diarrea, pero no, miro al cielo, notando k se oscurecia muy rapido, estaba nublado, era un extraño palpito, pago rapido el pauperrimo pedacito de jengibre, y arranco en bola de humo pa su casa, ademas, a Fulgencio no le gustaba llegar y encontrarla afuera, sabra DIOS con k temor, porke pokos guapos le marcharían a una señora k siempre estaba marcada de moretones con un faldón hasta los tobillos y su singular trapo rojo en la cabeza.

Estaba a una eskina de la casa, miguelito jugaba vitilla afuera con una maría machito
Le pregunto por su papa, el niño contesto: e??, ella no le presto atención y siguió hasta su puerta, en la sala , la televisión a todo volumen ejercia papel principal, doblo a la derecha a pelearle a roselia por haberse dormido y dejar la arepa sola Maldita sorpresa, ahí estaba Fulgencio encima de su hija, no grito, no dijo nada, ellos no la alcanzaron a ver, retrocedio hasta la cocina y cogio el cuchillo pekeño, no temblaba, no lloraba , no pensaba, no había miedo, ni odio, estaba como en trance, y los gritos de su hija la ensordecian lentamente, escucho una bofetada, un golpe seco, corrio hasta el cuarto con cuchillo en mano, zass, en ese momento Fulgencio se dio la espalda y le gopio fuerte el vientre, cayo sin mas mientras veia k el mundo se le extinguía, roselia se puso de pie, sangrando aun de entre sus piernas, grito fuerte a ver si lograba despertar a su madre, pero nada, su supuesto padre la tomo de las greñas y la beso y la volvio a lanzar a la cama,.

Miguelito entro al cuarto, kedando en shock al ver a su madre moribunda en el suelo, y a su padre violando a su hermana mayor, miro el cuchillo en el suelo, divisando el peludo trasero de su padre descubierto, de espaldas frentre a el, asi como usted lo podra estar imaginando , le dio un askeroso paseo al cuchillo por el ano de su procreador, kien grito como una chiva, con las pocas fuerzas k le kedaban a roselia le dio tremenda patada en la panza, cayendo sentado sobre su castigo anal, la pobre chika cayo sin mas desmayada sobre la cama, mientras Fulgencio maldecia al ver la sangre salir de su culo, Josefina a galletas de miguelito reacciono histerica dando gritos al ver la escena, la buena ama de casa observo la hora, habia k servir la cena, dijo: miguelito trae un jarro de chocolate, -mami, pero eso ta hirviendo todavía, -traigalo coño!, k su pai kiere cena. Fulgencio, a kien solo le kedaban fuerzas para mirar y llorar, dio una mirada suplicante a josefina, el niño entro con pozuelño en mano, agarrado con un trapito, -pasa, mijo, yo se la doy, si, asi mismo, le rego el chocolate en los genitales.

Asi esto, se necesito una violación, un chocolate hirviendoy un carajito decidido con un cuchillo filoso, para darle fin a un ciclo de abusos, yo en su lugar me hubiese buscado un chulo k me mudara con los dos chamaditos.


Fin.

Lisbeth.-